
El teatro simula un club nocturno de los años 30 y Alejandra Radano es la figura del elenco. Un gran equipo creativo: Ariel Del Mastro es el director general, la música la dirige Julián Vat y el vestuario es de Renata Schussheim.
Oh cabaret, oh cabaret, oh cabareeet..." (el lector sabrá añadir a la letra la música correspondiente, ya que la partitura es conocida). Los actores cantan y bailan, la orquesta los acompaña, en vivo. En el escenario, dos piernas gigantes remiten a la figura de la cabaretera. La reforma de la platea está a punto de ser finalizada: fueron levantadas las butacas del Astral y el lugar se ha poblado de mesas y sillas, que ocuparán los espectadores que vayan a ver la puesta local de Cabaret, un musical con libro y música de Joe Masteroff, John Kander y Fred Ebb, que —adaptado por Gonzalo Demaría—, promete gran despliegue. El público podrá consumir algo si lo desea y quienes se ubiquen en el sector VIP ($150), recibirán una bebida y un obsequio.
La orquesta (ubicada en un plano superior del escenario), prueba acordes, mientras los artistas buscan sus lugares sobre las tablas. Como es una "orquesta de señoritas", el director estará vestido de mujer en las funciones. Entre el polvillo de la reforma que se está concluyendo, cables, técnicos y productores, comienza el ensayo. La fecha del estreno está cerca, pero Alejandra Radano, nada menos que la protagonista, acaba de incorporarse al resto del elenco, porque compromisos laborales en el exterior la retuvieron afuera hasta hace poco tiempo.
La producción general (CIE Argentina y Adrián Suar), convocó a importantes referentes. Ariel Del Mastro es el director general y Rubén Viani, el director de actores. Ambos comparten la puesta en escena —en Aladín... será genial, ocupaban esas mismas posiciones—. Además están Julián Vat en la dirección musical, Renata Schussheim para el vestuario, Elizabeth de Chapeaurouge en la coreografía, y Cecilia Stanzione, como directora vocal. Todos tomaron las audiciones. "Se hizo una convocatoria a través del diario", explica Viani. Prueba vocal, de coreografía y actoral: pasadas esas instancias, quedaron los elegidos.
Romina Gaetani iba a ser la protagonista e incluso comenzó a ensayar; pero al poco tiempo fue desvinculada del espectáculo, "por un problema exclusivamente de salud, que afectaba su parte vocal", explica Del Mastro. "Tenía un problema nodular en las cuerdas vocales, y según los médicos no llegaría a estar en condiciones para el estreno", continúa. "Entendemos que ella pueda estar dolida y hasta enojada", agrega Viani. Entonces fue convocada Alejandra Radano para interpretar a Sally.
CIE Argentina (produjo La Bella y la Bestia, Los miserables, Chicago, Aladín..., Peter Pan...), había comprado los derechos de Cabaret para estrenarla en 2002. Pero ese proyecto se frustró por la crisis que acechaba al país. En aquella ocasión, se iba a poner en escena la versión del director inglés Sam Mendes, que sigue dando vueltas por el mundo. Otros nombres la iban a actuar y hasta iba a venir un director extranjero, pero no pudo ser. Años después, volvieron a pensar en concretar el megaproyecto, pero ahora la que se pondrá en escena no es la versión de Mendes, sino una propia. Y con un equipo creativo local.
Radano fue convocada en el verano, pero se incorporó al equipo de trabajo hace menos de un mes. "Estaba haciendo en Italia Concha bonita, con Alfredo Arias, donde interpretaba a un transexual", cuenta. "Sally es una cantante de cabaret que sueña con ser una gran estrella de cine. Es una artista de medio pelo... Una chica sin gracia, que actúa mal, canta mal, baila mal... Trabaja en cabarets y tiene delirios de grandeza", dice Radano de su personaje. "Es la que cierra los ojos frente a la grave situación que está sucediendo en una década, por un lado ex plosiva y maravillosa, y por otro, terrible", continúa la actriz. Alejandra siente que está "construyendo una familia" con los personajes que le han hecho transitar distintas comedias musicales en las que actuó, por las semejanzas entre unos y otros. "Sally tiene dos hermanas", bromea. Una es Polly Peachum, de La ópera de tres centavos, y Roxy, de Chicago. "Son chicas de la misma época", dice.
Alejandro Paker se pondrá en la piel del Maestro de Ceremonias, el "Emcee". Y Marcelo Trepat, en la de Cliff. "Emcee es dios y es el diablo. Es el hombre, es la mujer...", describe Paker a su particular criatura. Y enumera infinitas antítesis para contar a su personaje. Este actor viene de hacer otros musicales; el último, El hombre de La Mancha. Antes actuó en Marionetas del pene. Y varios títulos de infantiles llenan su currículum. "Emcee tiene mucho de bufón, pero a partir del dolor por el que ha pasado", vuelve a hablar de su personaje en Cabaret.
"Cliff es un escritor norteamericano, con muy pocos recursos, que busca un lugar para concentrarse y terminar su segunda novela. Decide ir a Berlín a ver si encuentra algo que lo conmueva para poder escribir", explica Trepat. "Cuando llega al cabaret, conoce a Sally", sigue. "El es un homosexual, que queda descolocado después de conocer a esta mujer. Y quiere rescatarla de lo que se viene afuera", completa este actor que actuó, entre otros musicales, en Te quiero, sos perfecto, cambiá y El violinista en el tejado.
"A través de las diferentes versiones de la historia, fue gay, hetero y bisexual", dice Viani con respecto a Cliff. "Acá la obra informa que tiene relaciones con hombres, pero que elige estar con Sally y convivir con ella", resume. "Reescribimos el personaje de Cliff, porque nos parecía muy lavado. Creíamos que tenía que tener un compromiso político más grande, pero sin ser el Che Guevara", dice Del Mastro. Hay, además de la pareja central de Sally y Cliff, una pareja secundaria, conformada por Schneider (Luz Kerz) y Schulz (Juan Carlos Puppo). El amor entre ellos es más convencional, distinto al de los principales. "Lo que une a estas dos parejas es que se destruyen, en parte, por el prejuicio que impera", cuenta Viani.
Gracias a la escenografía de Jorge Ferrari, el espectador entrará al teatro y descubrirá el Kit Kat Klub, un cabaret de Berlín de 1930, en el que convergen todo tipo de personajes de la noche. Entre ellos, Kost, una prostituta venida a menos que encarna Patricia Echegoyen. En ese mundo oscuro hay también un nazi, Ernst, al que compone Diego Mariani. Porque todo transcurre en una Alemania en la que empieza a manifestarse el antisemitismo que anticipa la llegada del nazismo al poder.
"Sam Mendes produce una ruptura en la manera de contar Cabaret; vitaliza la obra", explica Viani. "La nuestra no es la puesta suya, pero está próxima. Mendes trabaja con el mismo concepto que nosotros: minimalista, de pocos elementos, de un único espacio para dos espacios", describe el director de actores. "La versión es nuestra, pero no voy a negar que hay evocaciones a la del director de Belleza americana", resume Del Mastro. Aunque los criterios estéticos son propios, para Del Mastro es difícil despegarse de Mendes, ya que hace la puesta de luces de casi todas las obras que él dirige en Europa y también es el director artístico de las reposiciones de Cabaret en el viejo continente.
"Tampoco estamos transitando el camino de la película; la hemos visto sólo para tener una referencia más. Pero nuestra Sally Bowles no es Liza Minelli", aclara Del Mastro. "No es ese Cabaret, porque, en alguna instancia, la considero frívola a la película. No toma realmente el proceso histórico que estaba pasando Alemania entonces", sigue el director general.
"La comedia musical está al borde de ser un género frívolo", arremete Del Mastro sobre el final de la charla. "Por los temas que se tratan y por los actores que se eligen", arriesga. "Cabaret es una obra que se vuelve a hacer, porque es un texto siempre valioso, que puede tener analogías con procesos históricos de los distintos países en los que se hace. No es un hecho frívolo, sin dejar de ser comercial", resume el director general. "Quise hacer un clásico. Me interesa su mirada política y social", expresa Del Mastro.
En 1988, se presentó una versión teatral argentina de Cabaret, que se estrenó en el teatro Metropolitan. La protagonizaron Andrea Tenuta y Carlos Perciavalle. Ahora falta conocer la nueva versión original argentina. Y escuchar, en vivo: ¡Bienvenidos al cabaret!
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